somos cooooool

Por fin.

Después de tantos años, al final una entidad financiera se ha quitado la careta y se anuncia como lo que realmente es:  chupasangre.

Me imagino a los del departamento de marketing intentando vender la publicidad de una película de vampiros a quien tuviese que tomar la decisión.

– ¿Pero cómo vamos a permitir que se asocie a la caja con vampiros?

– Pero es que estos son diferentes

– Las bromas van a caer por todos los lados. Chupasangres, que quitamos la vida, que exprimimos,…

– Es que estos vampiros son «emo»

– ¿Hemo? ¿qué cojones quiere decir eso? ¿Que tienen hemorroides?

– No, es una cosa nueva que gusta a los jóvenes.

– ¿A todos?

– eh… buenooo…. sí, a casi todos.

[…]

Y en la wes están con los anuncios a bombo y platillo.

Pero yo tengo unos comentarios:

– Lo de «cool» para los jóvenes queda un poco a señor mayor intentando hacerse pasar por joven. Y se nota.

– Antes de elegir una película para una campaña, por favor, haz un estudio del tipo de público al que va dirigida. No creo que el target de la saga crepúsculo (histérica de 13 años) coincida con el de la entdidad bancaria.

– Si al final, a pesar de todo, decides seguir con la campaña, por favor, escoge otro póster. No uno en el que parezca que lo ha retocado hecho con photoshop el paint un niño de 3 años.

Habitación en Roma

No es que me haya ido de vacaciones, si no que voy a comentar algo de la última película de Julio Medem como continuación (o ampliación) del post del Teorema del BL.

Y es que si en la entrada sobre el Teorema decía (y ponía pruebas) de que en series se solía utilizar para intentar atraer (de nuevo o por primera vez) a la audiencia, en el cine el uso es más… abierto.

Por ejemplo, tenemos el caso de Mulholland Dr., del reverenciado por algunos y odiado por otros David Lynch. Personalmente la película me pareció mala mala, con esos toques de genialidad a lo Lynch (dicen algunos) que a mí me parecen más un: «voy a hacer lo que me de la gana, total, soy un genio». Y es que en concreto en esta película hay varias cosas sin sentido, que creo se quedaron en la sala de postproducción ya que la idea original era que fuese el piloto de una serie, con el doble de duración (creo) de lo que al final se exhibió en las pantallas, y por eso creo que quedaron lagunas. El caso es que en mitad de la película se lo montan las dos protagonistas. Pero siendo de Lynch no sabes si es por llamar a la audiencia o si quería recrear lo dura que es la vida del escarabajo tropical.

A lo que iba, que me voy por las ramas, es que en películas (en algunas) no está muy claro el uso que se le quiere dar al BL. Pero en esta de Medem está más que claro: la película entera se basa en una noche de pasión entre Elena Anaya (UAU!!!) y Natasha Yarovenko (UUUAAAUUUU!!!!!). Vale que se podría pensar que que sean dos mujeres (impresionantes, eso sí) es sólo una casualidad. Pero partiendo de los carteles promocionales: uno con las dos desnudas en una especie de jardín con piscina y el otro con las dos desnudas en una bañera, creo que están claras las intenciones. Además, después de que la crítica (la de las personas normales, la de los «críticos» a mí no me vale) vapuleara (en general) con razón la anterior película de Medem «Caótica Ana» hizo unas declaraciones algo así como si no entendéis mis películas porque soy más listo que todos vosotros, bajaré a vuestro nivel y haré una película comercial.

No comments.

Después de tanto tiempo…

hemos podido ir al cine.

Sí, después de muuuucho tiempo, como este fin de semana hemos podido tener «canguros» para las diablillas, hemos podido ir al cine. Y no, no voy a decir la película que hemos ido a ver, sólo unas cosas que he visto  de las que ya no me acordaba y que me llevan a preferir, con diferencia, ver las películas en casa.

Antes de nada, decir que nos gusta mucho el cine. Antes de nuestro cambio en la vida (antes de que naciesen las diablillas) solíamos ir una vez a la semana al cine y a veces dos. Pero en este tiempo, aunque sigo echando de menos las salas oscuras y las pantallas gigantes, creo que me he acostumbrado a la comodidad. Sí, la comodidad de ver las películas en casa. Y ahora explico por qué.

– Lo primero de todo, los horarios. Este finde, aunque teníamos canguros, para que las niñas estuviesen tranquilas esperamos a que estuviesen acostadas. Eso nos lleva a que las películas o bien empezaban muy pronto y llegábamos a verlas o empezaban tarde, y con el sueño atrasado que tenemos corríamos el riesgo de quedarnos sopas en el cine: sueño atrasado + butaca cómoda + sala oscura… es inevitable.

– Cuando por fin nos decidimos, otro problema es el precio. Pagar casi 8 € por cabeza para ver una película me parece un robo. Sí, dicen por ahí que una copa cuesta más (en pocos sitios) pero es que yo tampoco me tomo una copa. Vamos, que 16 € (más de 2500 pesetas) me parece excesivo.

– La atención en la venta de las entradas. Tengo una pequeña manía: me gusta ver las películas en la mitad delantera de la sala, así me parece estar más metido en la peli. Pues bien, pido centrado por delante. Sobre la fila 6 más o menos. Vale, fila 6. ¿Está centrado? Sí. Cuando entramos al cine vemos que la fila de delante está casi vacía y nos ha dado dos butacas al lado de las escaleras. Centrado? Tu piiiii madre!!!

– Cuando va a empezar la película: anuncios. Y no me refiero a los trailers de otras pelis, no. Anuncios de los de la tele!!!! Me remito a  los 8€ por cabeza. Si pago eso no quiero anuncios. Por lo menos no pusieron los mentideros de la propiedad intelectual del Ministerio de IndustriaCultural. Algo es algo.

– Empieza la película, y como es una sala pequeña, sin un super-mega-surround THX o cosas de esas lo solucionan poniendo el volúmen altísimo. La MR salió con dolor de cabeza.

– Mi compañero de butaca (no era conocido). Si hubiese podido le habría matado. Nunca había visto a una persona comer palomitas como los comería un cerdo. Meter la mano en el cubo, sacar un puñado, inclinarse sobre el cubo y metérselas todas en la boca como solía hacer Triqui con las galletas. Con el ruido de masticar como acompañamiento musical. Asqueroso.

– Cuando se le acaban las palomitas, se pone a tamborilear con los dedos en el reposabrazos, cuando (disimuladamente) le aplasto los dedos con mi codo (y parece que capta la indirecta), se pone a hacer trozos con el cubo de las palomitas, rasgando el cartón. Todo ello con la banda sonora de: «Sorbito a mi refresquito»

– Durante la peli suenan varios móviles.

– Los de la fila de atrás debían de pensar que sus comentarios eran muy ingeniosos y que eran merecedores de ser escuchados por toda la sala. Lamentablemente eran los únicos que lo pensaban.

Y luego encima para que la película no te guste, sea un muermo,… (cosa que no pasó, o al menos no del todo).

Así que seguiré con mi Transmission.

P.D.: De los precios de los refrescos, palomitas, gominolas… no comento nada porque en teoría es opcional. Aunque por lo que cuesta una bebida puedes comprar en un fasfood un menú completo con la bebida del mismo tamaño. Lo repito: Ladrones.

adivina adivinanza

Pues eso, que cada vez que vamos ver una película parece eso el juego de las adivinanzas. Con las «clásicas»:

– Cablanieves: Blancanieves y los siete enanitos
– La tía Bella o Aurora: La Bella Durmiente
– El hada: Cenicienta

Ya lo tengo dominado, pero cuando quiere ver alguna nueva, puede ser más difícil de descifrar que el mejor código criptográfico.

– Papacho, ¿me pones una peluquería?

– Película. ¿Cuál quieres?

– ¿me pones una pulquería?

– Vale, cuál?

– La Bella

– La Bella durmiente?

– No. La Bella

– La Bella y la Bestia

– Nooooooo, La Bella

– Cariño, no sé cuál me dices. Seguro que no quieres la Bella Durmiente?

– Nooo nooo nooo. La más Bella.

– Pero esa es la Bella Durmiente, no? O la Bella y la Bestia!!!

– Que noooo. La más bella del mundo!!!!!!!

– Pero cariño, que no sé qué película dices.

– Esta!!!! (se va a por un estuche de princesas Disney y me señala una)

– Ah, Jasmine.

– Esa. La más bella del mundo.

– Vale, te pongo ALADDIN.

– Esa.

Campamento Flipy

Leyendo alguno de los feeds que tengo de cine he visto que han sacado una película en la que el protagonista es Flipy.

Sí, esa cosa que hace de científico, que nunca se acuerda de lo que tiene que hacer ni de las explicaciones que en teoría nos debería contar.

Sí, también es esa cosa que hace un anuncio de unas barritas de chocolate y que demuestra lo bien que puede quedar ante la cámara una máquina de vending y la de resgistros que demuestra en comparación con el esperpento este.

Por cierto, que mi teoría es que ese mozo está en el hormiguero para no hacer sombra a Pablo Motos.

En fin, que les dejo con la noticia. Si tienen valor. Y si no saben cuál es la mejor manera de gastar una inocentada, aunque no estemos en Diciembre, prueben esto: Inviten a un amigo al cine diciéndole que vamos a ver Iron Man 2 (Scarlett Johansson en un traje de cuero negro ajustado), o Robin Hood (Rusell Crowe al estilo Gladiator). Compre las entradas por anticipado y seleccione esta película. No me hago responsable de dos de las cosas que puedan pasar: pierda esa amistad para siempre y/o alguien muera.

Y lueo dicen que el cine español está en crisis, y que la gente no responde en las taquillas. Por favor.

P.D.: La etiqueta humor no es porque la película sea una comedia, si no porque me parece de risa sacar una película como esta.