Family vs C.P.: Resolución

Por fín.

Después de que ayer nos dejasen todo el día esperando sin poder consultar las listas por internet por problemas «técnicos» me acerqué al colegio en el que habíamos echado la solicitud.

Miro las cartelaras y nada, ni una lista, ni un papel diciendo quiénes habían entrado y quiénes no. Me muevo un poco por todas las carteleras y veo en una que hay un taco de hojas colgado de una cuerda. Voy deprisa, sin correr pero deprisa. Cojo las hojas, las empiezo a pasar y veo que no hay ninguna lista. Miro la primera y puedo apreciar que por el taco de grapas que las sujeta han arrancado las primeras hojas. Noooooo!!!!

Entro dentro del colegio (que por cierto, está muy bonito adornado) me dirijo a secretaría y… nadie. ¿Cómo pueden tener tan mala leche y dejarnos desamparados en este estado de nerviosismo continuo? En fin. Me pongo a recorrer los despachos, y en uno veo a gente. Les pregunto a ver si están publicadas en algún sitio las listas.

– No, es que no hemos podido publicarlas, ya que la aplicación de Educación no nos ha funcionado en toda la mañana.

(AAAARRRRRRGGGGHHHHHHH!!!!)

– ¿Entonces, no se saben las listas?

– ¿Has puesto este colegio como primera opción?

– Sí

– Entonces estás admitido provisional. Todos los que lo han solicitado están admitidos.

(YAAAAAAAJUUUUUUUU!!!!!!!!)

– Vale, muchas gracias!!!!

Así, que, por fin, ya sabemos «el futuro» de nuestra niña. Por lo menos en lo que se refiere al colegio. A la espera de que las listas las hagan definitivas, claro.

De todas formas, aquí vemos un ejemplo más de la «atención al cliente» que se hace desde nuestras instituciones: El día que salen las listas de admitidos en los colegios públicos el sistema está caído todo el día. Y no sólo para los padres que quieren consultar, si no también para los propios centros que no pueden realizar sus gestiones por la ineptitud de algunos. Y es que se tienen 3 días para reclamar las listas provisionales de admitidos. Y el primero de esos tres días el sistema caído, con lo que tardas más en enterarte y no puedes realizar ninguna gestión. Me imagino la conversación los días antes:

– Oiga jefe, que el ordenador que tenemos como servidor de la aplicación de consulta va un pelín justito.

– Na, si aquí no entra nadie en todo el año

– Ya, pero se acercan las fechas en las que se publican las listas, y me imagino que el número de accesos se va a incrementar

– Que no, además para un día que entra más gente, no vamos a poner un ordenador potente, no? Que el resto del año se queda dormido

– Bueno, pero es que ese día va a petar por todos los lados. Además, si ponemos un sistema más moderno, podemos migrar a él otras aplicaciones y…

– Que no. Que se queda así. La aplicación lleva en ese servidor 6 años, y ahí se va a quedar.

– No, si por eso.

– A callar.

En flin. Lo de siempre. El caso es que la diablilla mayor está admitida. Y encima va a coincidir en el colegio con amigos. A ver qué tal.

Botellas

Siempre me ha resultado curioso el nombre de las botellas, y como me imaginaba que tendría que haber más nombres a parte del benjamín y el magnum, me he puesto a mirar y parace que hay alguno que otro!!!

* el octavo: de 9,4 cl (en desuso)

* el cuarto: de 18,75 ó 20 cl , que en España se denomina «benjamín»,

* la media: 37,5 cl

* el medium: 60 cl (en desuso)

* la botella: 75 cl

* el magnum: 1,5 l (2 botellas)

* el jeroboam: 3 l (4 botellas)

* el réhoboam: 4,5 l (6 botellas)

* el mathusalem,: 6 L (8 botellas)

* el salmanazar: 9 L (12 botellas)

* el balthazar: 12 L (16 botellas)

* el nabuchodonosor: 15 L (20 botellas)

* el salomón: 18 L (24 botellas) (también llamada Melchior)

* el souverain: 26,25 L (35 botellas)

* el Primat: 27 L (36 botellas)

* el melchizédec: 30 L (40 botellas)

Los tamaños del salomón en adelante, son recientes y se consideran un tanto extravagantes. Los tamaños superiores al jeroboam son infrecuentes, porque las botellas son difíciles de manejar, frágiles y caras de producir. Los nombres de las botellas superiores al magnum vienen de reyes de la Biblia salvo el soberano y el Primat.

Según cuentan, estos nombres se eligieron por lo pomposos que son por los productores de Champaña a finales del siglo XIX, deseosos de asociar el ’glamour’ a sus vinos.