Llega el invierno y…

con él, se acabó el pasar las horas en los columpios para cansar a las diablillas. Llegó a su fin el cansarlas dando paseos para que luego duerman más fácil. Las entretenidas (por decir algo) historias de las interacciones entre los diferentes individuos que pululan por los parques infantiles tendrán que descansar durante una temporada.

Bueno, no del todo, porque en los centros comerciales, aunque procuremos pisarlos poco, seguro que hay más fauna a la que investigar.

El caso es que con el mal tiempo, habrá que pasar más horas en casa, peleando divirtiéndonos todos juntos, los 4. Así que, ante semejante panorama se impone una búsqueda exhaustiva de actividades alternativas para realizar bajo techo. Eso sí, como opción siempre quedará el sofá de velcro y el pijama de felpa, con sesión intensiva de Caillou, Pequeña Princesa o lo que toque.

De momento, tengo dos cosas en mente: primero, que me ayuden en casa en la «sección de repostería», que seguro que nos proporciona momentos muy dulces (eso es un juego de palabras y no lo de los Monty Python!!!). Intentaré hacer fotos y seguir los pasos para conseguir algo parecido a una receta.

Lo segundo que tengo son pequeñas manualidades, como esta del blog de Chimos, que cambiando las camisetas por vestidos de princesas, puede ser interesante… espero.

Sí, lo sé, las diablillas son muy pequeñas (3 años y medio y 1 y medio), pero la alternativa es tenerlas por casa aburridas, cansadas y sin saber qué hacer. Y por propia experiencia (y los que tengáis hijos, sobrinos,… me entenderéis) no hay nada más peligroso ni saca más de quicio que un niño/a aburrido/a en una casa/o  sin nada que hacer a parte de liarla parda/a.